divendres, 11 d’abril del 2014

4 años y medio

Hoy ha sido un día complicado.
Mi hijo ha cumplido cuatro años y medio. Eso implicaba un gran cambio en su vida. Muy duro, según sus propias palabras, difícil.
Hoy le han dado el alta en el centro de atención precoz donde le han estado tratando desde que llegamos de Mali.
Estoy muy agradecida por como le han ayudado, los primeros meses de llegar aquí parecía que todo iba a ser muy complicado, y gracias a su primera terapeuta consiguió ponerse casi al nivel de los otros niños, partiendo de cero. Un cambio alucinante, que luego fué tranquilizándose.
Con su siguiente terapeuta todo ha sido más pausado, no hemos visto grandes cambios, pero está claro que le ha ayudado, ya que mi hijo ha llegado a tener un fuerte vínculo con ella.

Por eso hoy no ha sido un buen día para él. No iba a verla más y no iban a ayudarle más, y se ha sentido desamparado, todos nos hemos sentido un poco a la deriva.

En mi caso, enfadada. Porque no puedo entender en que se basan los baremos que deciden que niño está preparado para terminar la terapia y cuales son las razones por las que se decide dar el alta justo a los cuatro años y medio.
Sin tener en cuenta que mi hijo no se mantenia erguido con 16 meses, que no empezó a caminar hasta los dos años, que su inmadurez emocional no coincide para nada con su inteligencia.
Me siento un poco indignada cuando me hablan de tratamiento global, de tener en cuenta las necesidades individuales de cada niño, de acompañamiento a la familia, cuando en realidad en el momento de terminar la subvención eso queda a un lado y se da el alta sin más.
Ni siquiera pagando podíamos haber continuado, en ese caso nos derivan a otra terapeuta, y ya van cuatro y sólo tiene cuatro años y medio.
Y aquí estamos, teniendo un dia triste, de despedidas, de hacerse mayor cuando aún es bebé en tantas cosas. Intentando buscar la parte buena del asunto. Y viendo como él no entiende porque los adultos desaparecen sin más.
Aún más indignada al oir que este proceso también le ayudará a entender este tipo de perdidas. Mi hijo ya ha vivido una gran pérdida, la peor de todas, y no creo que necesite revivirlo cada dos por tres, porqué quien de nosotros podría asumir tantos cambios en solo cuatro años y medio?

 

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